La biopsia de la piel
La biopsia de piel supone una de las técnicas de diagnóstico más valiosas en Dermatología.Permite establecer con rapidez y fiabilidad, en muchos casos, un diagnóstico definitivo de un proceso dermatológico. Sin embargo, sus ventajas son aún mayores.
La biopsia de piel supone una poderosa herramienta de autoevaluación para el clínico, tanto si confirma su diagnóstico presuntivo como si lo contradice, ya que en estos casos abre nuevas vías de investigación. Algo aparentemente tan simple como descartar una sospecha de neoplasia es una información suficientemente valiosa, especialmente para el paciente y su propietario.
El éxito de un estudio histopatológico depende de diversos factores. Saber el cuándo, el cómo y el dónde biopsiar, además de cómo manejar y preparar la muestra para el envío al laboratorio son elementos tan importantes como la experiencia del patólogo a la hora de valorar la muestra.
Cuándo biopsiar
La biopsia de piel está indicada en muchas circunstancias, teniendo en cuenta que su obtención es fácil y supone poco riesgo para el paciente. En general, aquellos procesos que no se muestran claros desde el punto de vista clínico, que no responden satisfactoriamente a un tratamiento o se presentan en formas poco habituales son buenos candidatos para ser biopsiados. Igualmente, la biopsia está indicada en aquellas dermatopatías difusas y severas y en las sospechas de neoplasia.
Dónde y qué biopsiar
Es importante biopsiar sólo lesiones primarias (pápulas, pústulas, nódulos, bullas, descamaciones, áreas eritematosas, alopecias o despigmentaciones). Deben evitarse las lesiones secundarias tales como erosiones, úlceras, liquenificaciones que son complicaciones de las lesiones primarias (por autotraumatismos, sobreinfecciones bacterianas). En muchas ocasiones la aparición de lesiones secundarias es sólo cuestión de tiempo, por lo que la decisión sobre biopsiar o no debe tomarse en las primeras fases de evolución de la enfermedad.
Las lesiones pequeñas deben biopsiarse enteras. En las lesiones extensas es recomendable muestrear la línea de avance que es siempre la zona más «joven». Así, en el caso de una úlcera primaria es mejor tomar el borde (junto con un fragmento de piel sana). El centro de la lesión, sin epitelio y probablemente necrosado, aportará poca o ninguna información útil.
Siempre que sea posible deben tomarse múltiples muestras, a menos que la lesión sea única. El laboratorio cobra lo mismo por una muestra que por tres del mismo caso.
En cualquier caso, siempre que hayan dudas sobre dónde y qué biopsiar, es recomendable contactar con el patólogo para que ofrezca alguna orientación.
Cómo biopsiar
Aunque en este apartado tiene mucho más que decir el clínico que el patólogo, hay algunos aspectos que pueden ser comentados brevemente. En general, las biopsias de forma elíptica permiten al técnico del laboratorio orientar la muestra con mayor facilidad. La técnica de «punch» resulta más sencillla y conlleva escasas consecuencias para el animal. Mientras que en las primeras se puede incluir una pequeña porción de tejido sano en un extremo de la muestra, en la segunda técnica debe biopsiarse exclusivamente piel lesionada.
Cuánto biopsiar
Las biopsias elípticas no deberían exceder de 2-3 cm. con independencia del tamaño de la lesión. Las muestras de mayor tamaño se fijan poco y mal y, por tanto, ofrecen menos información. Es preferible tomar dos o tres fragemntos de una masa de ocho centímetros que enviar la pieza entera. En cuanto al «punch», si es posible deben tomarse muestras de 6 mm. o mayores. Las pequeñas (4 mm) deben reservarse para lugares difíciles, teniendo en cuenta que son más suceptibles de dañarse durante la toma.
Cómo enviar las muestras
Aunque ya son sobradamente conocidas por la mayoría de clínicos, no está de más hacer algún comentario sobre las condiciones de fijación y transporte de las muestras. Estas son algunas normas básicas:
1. Antes de entrar en el líquido de fijación, la muestra debe manipularse lo menos posible y con la mayor delicadeza. A 400 aumentos, los efectos de unas pinzas excesivamente apretadas son devastadores.
2. El fijador de elección es el formol diluido al 10% y, a ser posible, tamponado a pH neutro (el pH óptimo oscila entre 6 y 8). Un exceso de dilución no llega a fijar satisfactoriamente y un exceso de concentración endurece y estropea la muestra.
3. El volúmen más adecuado de fijador es de unas diez veces el volúmen de la muestra. Conviene que el tejido no esté apretado en el recipiente porque ello impide la penetración del fijador.
4. El tiempo mínimo de fijación debería ser de unas 12 horas, a temperatura ambiente. A esta temperatura el formaldehído tiene una velocidad de penetración de 1 mm/hora. A 60º C la velocidad asciende a 5 mm/hora.
5. Junto con la muestra es vital incluir información sobre el animal (raza, edad, sexo) y sobre las lesiones macroscópicas (tipo, localización, tiempo de evolución, etc) así como cualquier información que pueda ser de utilidad (tratamientos realizados, etc).
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